- Área: 680 m²
- Año: 2009
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Fotografías:Miguel de Guzmán
Descripción enviada por el equipo del proyecto. A lo largo de la historia las obras de gran tamaño y duración disponían de construcciones auxiliares para albergar a los equipos técnicos y en algunos casos a sus familias cuando se trataba de lugares remotos. Asociados a presas, nuevas capitales, puentes o aeropuertos han surgido arquitecturas de gran valor. La sociedad de las comunicaciones ha posibilitado que se pueda hacer arquitectura o ingeniería sin la presencia física de antaño en las obra. Es por ello que este Pabellón Técnico de Obras muestra la vocación de hacer arquitectura lenta, precisa y mimada por sus autores y es mucho más que una obra de arquitectura, es una forma de hacer arquitectura.
La caducidad de un uso en un edificio es normal y habitual pero esto no debe confundir, ni llevarnos a realizar edificios temporales. Una edificación es un desgaste económico y ambiental que no debe ser derrochado, bajo una óptica estricta sólo deberían ser temporales las arquitecturas asociadas a espectáculos teatrales como un derroche en pro de acciones más elevadas. Se propone en la arquitectura de este edificio fijar la temporalidad del uso que alberga, petrificar su carácter. Se peralta con zapatas emergentes como una vulgar caseta de obra, sus rampas y escaleras de accesos son prefabricadas de manera independiente y se marca el edificio con sus señas de pertenencia al objeto global de la obra.
Dado que el Pabellón es el primer elemento acabado en la obra, la primera referencia en un ambiente hostil, de grandes montañas de tierras de excavación, acopios de material, polvo y ruido, la implantación se hace a modo de protección mediante una estructura claustral completamente cerrada en el perímetro exterior y totalmente abierta al jardín definido por el propio edificio. La ortogonalidad del edificio pretende controlar el espacio y definir una referencia para el resto de la obra posibilitando la incorporación de ampliaciones para su adaptación a futuros usos.
La propia forma del edificio en C abierta al norte y cerrada al resto de orientaciones es la más beneficiosa para un edificio de oficinas de baja altura y genera un microclima en el patio interior que beneficia enormemente en las condiciones estivales.
La utilización de un ladrillo autoventilado claro permite un comportamiento del conjunto muy favorable y con un desembolso muy proporcionado. Es además este ladrillo un elemento clave en la expresividad contenida del edificio, procurando una imagen de junta abierta al ladrillo que constituye toda una novedad para este material.